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MIGRACIÓN INFANTIL NO ACOMPAÑADA HACIA ESTADOS UNIDOS

Aislamiento y derechos rotos

Las personas que migran de manera forzada o voluntaria de sus países con fines de mejorar su calidad de vida y la de sus hogares, así como la de salvaguardar su vida e integridad, presenta en la actualidad una característica particular: ya no migran únicamente las personas en edad productiva, sino que es cada vez más recurrente la migración de niñas, niños y adolescentes acompañados, separados o no acompañados.

Esta situación es sumamente alarmante ya que los riesgos de la migración ya sea regulada o irregular son asumidos por las niñas, niños y adolescentes (NNA) quiénes son altamente vulnerables a sufrir una o varias violaciones a sus derechos humanos. Como lo plantea el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) los NNA migrantes quedan expuestos a detenciones arbitrarias, al crimen organizado, al tráfico de personas, a la esclavitud forzada, a la explotación sexual, a sufrir violencia y discriminación, a pasar hambre y frío, a no tener acceso a servicios de salud, a vivienda y a educación, entre otros[1].

La migración de NNA no acompañados ha sido ampliamente discutida y documentada, sin embargo, ha sido poco atendida por gobiernos nacionales tanto expulsores como receptores, dejando a la niñez y a la adolescencia, en un estado de ingravidez y supresión de sus derechos fundamentales. Es común ver que los países de origen no brindan todas las garantías necesarias para el correcto desarrollo de los NNA y los países receptores no dan la acogida necesaria para su asimilación y disfrute de una vida digna y plena.

Estados Unidos de América, principal receptor de migrantes a nivel mundial reporta que entre el 2014 y 2020 más de 353,473[2] NNA no acompañados provenientes de Guatemala (124,582), México (80,436), Honduras (77,073) y El Salvador (71,382), han sido detenidos y/o deportados. Estas cifras son sumamente alarmantes ya que evidencian cómo los NNA padecen de una serie de situaciones deplorables tales como la falta de acceso a servicios, la pobreza, violencia e inseguridad, los efectos de desastres naturales, la separación familiar, entre otras. Ante estas circunstancias, el resultado es emigrar en la búsqueda de reunificación familiar, lo que puede significar un futuro incierto y muy posiblemente devastador al exponer su seguridad, integridad e incluso su vida.

La relación que existe entre el contexto socioeconómico y político de los países de origen y las migraciones de NNA no acompañados queda expuesta al revisar el comportamiento de los flujos en el tiempo, pudiendo asociarse el hecho que, en los años que se presentan las mayores cifras, los países han presentado índices de violencia, inseguridad, pobreza y desigualdad, superiores a la media[3]. Como se muestra en la gráfica 1 la variación positiva o incremento en comparación con el año anterior en el número de detenciones en Estados Unidos de NNA migrantes no acompañados, se presenta entre los años 2015-2016, 2017-2018 para Guatemala, Honduras y México y 2018-2019.

Si bien este número pudiese deberse a un mayor control de las fronteras por parte del gobierno estadounidense, al revisar indicadores de violencia homicida e inseguridad en los períodos de tiempo establecidos para los cuatro países[4], es fácil establecer que el mayor número de detenciones se asocia a un incremento en la migración de NNA no acompañados.

Es de destacarse que entre 2019 y 2020 se redujo en más del 80 por ciento el número de NNA no acompañados de El Salvador, Honduras y Guatemala, pudiendo asociar esta baja a la implementación de más y mejores mecanismos de seguridad y agentes fronterizos tanto en fronteras internas como internacionales para frenar la propagación y expansión de la pandemia por el virus COVID-19. Es decir, que los estados únicamente han llevado una política de contención migratoria y no se han establecido las bases para encontrar soluciones duraderas a las problemáticas que fuerzan a las personas a migrar, en específico a los NNA no acompañados.

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Es de mencionarse el hecho que, a diferencia de los demás países, México presentó una variación positiva en cuanto al número de detenciones de NNA entre 2019 y 2020, pudiendo deberse lo anterior a que, México es el camino obligado para llegar a los Estados Unidos. Por lo que el alto número de detenciones hace ver que la política de seguridad y contención se ha mantenido y reforzado en ambos lados de la frontera , sin tener miramientos por los derechos de los NNA migrantes. Cómo lo expone Human Right Watch, las condiciones de detención y confinamiento de los NNA son reprochables ya que carecen de insumos básicos y cuidados necesarios, siendo de suma preocupación el bienestar de los niños, niñas y adolescentes detenidos.

Por otra parte, al hacer énfasis en los cambios que ha generado el COVID-19 para los NNA migrantes no acompañados, se muestra en la gráfica 2 que, en el mes de mayo de 2019 se registró el mayor número de detenciones con un total de 11,475 detenciones en comparación con el mes de mayo 2020 que arrojó un total de 965 detenciones, es decir que hubo un decremento de más del 90%.

Asimismo, el mes de abril del 2020 ha tenido el número más bajo de detenciones de NNA migrantes con sólo 712 registros.

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Finalmente, el que se presente un menor número de registros no es un tema de celebración o alegoría, dado que, como se ha mencionado previamente, no se han llevado a cabo políticas públicas que busquen atender los factores asociados a las migraciones de NNA desde los países de origen, mismos que, si bien mantienen marcos normativos en favor del interés superior de la niñez, en su aplicación, dista enormemente de garantizar la protección y restitución de sus derechos.

Ante esta situación, diversos organismos y organizaciones internacionales han realizado llamados a fin de atender a los NNA, dado que al encontrarse en un mayor estado de vulnerabilidad ante una pandemia, teniendo escaso reconocimiento y gestión para que sus derechos sean garantizados, el panorama del futuro de niñas, niños y adolescentes migrantes es sumamente desalentador, por lo que desde las organizaciones civiles debemos de buscar la protección, salvaguarda y reconocimiento de los derechos de la niñez a fin de asegurar un futuro más próspero a las generaciones venideras.

[1] Unicef,2020. Migración de niñas, niños y adolescentes

[2]US Customs and Border Protection, 2020.

[3]Save the Children México, 2017.

[4]Institute for economics and peace, 2014-2019

 

midesmariela Mariela Villalba Piedrasanta

 Maestra en Población y Desarrollo por la FLACSO México. Cofundadora de  MIDESDH CONSULTORÍA. Con amplia experiencia laboral y de investigación en migración interna e internacional; Derechos Humanos, derecho humanitario, desplazamiento forzado, protección internacional de las personas refugiadas y apátridas, prevención de las violencias y reinserción social.

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mariela.vp@midesdh.com.mx